Recién vengo de ver la película de Hector Babenco "El pasado", novela de quien es autor Alan Pauls.
Esta novela me acompañó en un momento trascendental de mi vida. Estaba cambiando y El pasado me lo hizo más fácil. Sentí que mis enrosques a la hora de amar no eran tan graves y que en Sofía podía ver un reflejo de mi futuro. No era un futuro hermoso pero por lo menos era. Con Rímini en cambio me enojé mucho. Sin razón, pues ningún mortal puede aguantar los desvaríos de una mujer como la protagonista, pero no pude perdonarle no ser perfecto.
A esta altura creerán que estoy loca y que no me di cuenta de que los personajes son ficticios. No, ya lo sé. Pero al igual que a una película, serie o cualquier forma de entretenimiento que caiga en mis manos yo le creo hasta el último minuto. Cuando termino la última hoja, empiezan a correr los títulos o aparecen los comerciales ahí me doy licencia para opinar, pero hasta ese momento yo fui una más dentro de la historia.
Por eso mismo hoy estaba muy feliz de ver esta película. Es lindo ver como han imaginado los demás lo que uno ya soñó.
Fue horrible. Lo que vi fue una historia sin pies ni cabeza, un personaje de Sofía visto como una esquizofrénica, un Rímini sin luz, una Vera que casi no existe, una Carmen que no se ve.
Lástima, podría haber sido algo muy bello.
