¿Me gusta ser mujer? o La pregunta histérica. ¿Qué quiere una mujer?
Me ha sucedido toparme en el último tiempo, ante algún comentario mío, con la frase “lo que pasa es que nunca te debes haber enamorado”. Las primeras veces respondí que no creía eso, que sí estuve enamorada, pero las ultimas solo atiné a responder “no sé”. Es verdad que siempre se me hizo difícil darme cuenta de si estaba enamorada. No por el hecho de no sentir algo especial, sino por lo que es el concepto de estar enamorado del sentido común o en lenguaje popular con el que no me siento identificada. Por ejemplo, nunca fui de estar pegoteada con la otra persona, ni de llamar a cada rato para decir te amo, ni de controlar donde estaba, ni de querer que forme parte de mis cosas todo el tiempo. Esto no quiere decir que no sea demostrativa. Me gusta estar, pero sin ahogar y pretendo que lo mismo hagan conmigo.
Entonces me estuvo rondando la cabeza la pregunta: ¿alguna vez estuve enamorada? Como ya he dicho no adscribo a la ecuación pegoteo más amor igual enamoramiento. Pero tampoco estoy de acuerdo con la idea del enamoramiento a largo plazo como algo dado. Cuando alguien dice “estoy enamorada/o” se da por sentado que eso es un estado estable de por sí. Y para mi no. Las veces que me sentí amando a alguien me ha pasado de enamorarme día a día, de elegir a esa persona nuevamente por sus actitudes, por su forma de ser, por su ternura, pero nunca sentí el enamoramiento como algo que se prolongaba en el tiempo, sino como eslabones que se iban enganchando todos los días y no como un gran centímetro todo unido como para que se den una idea. Por esto mismo también me pasa que un día puedo amar a la persona con toda mi alma y decirlo con gran sinceridad, pero al otro día puedo levantarme sin sentirlo así sin haber sido una mentirosa el día anterior. Y eso no cae bien en el otro, pero es como siento. Un buen ejemplo de romper los moldes del amor son Frida Kahlo y Diego Rivera. Ellos mandaron a construir una casa que consistía en dos torres unidas por un puente. Cada torre era el apartamento individual de cada uno y podían verse cuando quisieran sin destruir el espacio personal ninguno de los dos.
Otro de los grandes lugares comunes que estoy acostumbrada a soportar cuando se habla de este tema y expongo mis ideas es “Cuando te llegue te vas a dar cuenta”. Me enerva!!! Es horrible que te digan eso. Como si fuese algo que hay que vivir para realizarse, además de quienes se creen los demás para opinar que todavía no ha sucedido, quizás si pasó y lo viví distinto que vos, ¿tan difícil es de entender?
Y ni hablar de decir que uno no quiere tener hijos. Ahí se les sale por las orejas la Lita de Lazzari que todos llevan dentro listas para crucificar a quien se le ocurra semejante aberración. Ayer fui a conocer al bebé de una amiga y estaba su mamá presente. Yo le pregunté muchas cosas del parto porque soy muy curiosa ante cualquier hecho médico y más aun ante un parto que me parece lo más bizarro del mundo (Una persona adentro de otra, es genial). En un momento Laura, la que había tenido al bebé, dio algún detalle un poco impresionante y la madre enseguida dijo “No le digas eso a que ella todavía no tuvo y se va a asustar”. Y yo, con mi honestidad brutal de siempre le dije que no se preocupe que no pensaba pasar por esa experiencia. Para que!!!! Se volvió loca la señora, dijo un montón de cosas sobre el milagro más grande del universo, de mi egoísmo hacia el niño por nacer y el egoísmo hacia mis padres que jamás serian abuelos y miles de cosas más que por supuesto yo ni contestaba, para después calmarse y decir “Bueno, bueno, ya se te va a pasar”, como si estuviese enferma!!!!!! Porqué en medio de la era del postmodernismo tener un hijo en una materia obligatoria para la sociedad? Porque si los que decidimos no tener hijos o no tener el concepto del amor como los demás no vemos mal la otra opción tenemos que aguantar el señalamiento? Porque las “chicas bien” (Aguante Zapata, mi profesora de sociología) ven con horror la posibilidad de legalizar el aborto cuando ven a diario chicos pidiendo en la calle y pueden mirar para otro lado sin que les remuerda la conciencia?
Creo que todo esto es parte de la hipocresía humana. Pareciera que es necesario armarse de un búnker de seguridades y clichés (el amor puro, la pareja perfecta, la vida como cima de una jerarquía de valores) para poder soportar la decadencia de esta época.
Opino que ante cualquiera de estas cosas la pregunta a hacerse es: ¿A que precio?
Entonces me estuvo rondando la cabeza la pregunta: ¿alguna vez estuve enamorada? Como ya he dicho no adscribo a la ecuación pegoteo más amor igual enamoramiento. Pero tampoco estoy de acuerdo con la idea del enamoramiento a largo plazo como algo dado. Cuando alguien dice “estoy enamorada/o” se da por sentado que eso es un estado estable de por sí. Y para mi no. Las veces que me sentí amando a alguien me ha pasado de enamorarme día a día, de elegir a esa persona nuevamente por sus actitudes, por su forma de ser, por su ternura, pero nunca sentí el enamoramiento como algo que se prolongaba en el tiempo, sino como eslabones que se iban enganchando todos los días y no como un gran centímetro todo unido como para que se den una idea. Por esto mismo también me pasa que un día puedo amar a la persona con toda mi alma y decirlo con gran sinceridad, pero al otro día puedo levantarme sin sentirlo así sin haber sido una mentirosa el día anterior. Y eso no cae bien en el otro, pero es como siento. Un buen ejemplo de romper los moldes del amor son Frida Kahlo y Diego Rivera. Ellos mandaron a construir una casa que consistía en dos torres unidas por un puente. Cada torre era el apartamento individual de cada uno y podían verse cuando quisieran sin destruir el espacio personal ninguno de los dos.
Otro de los grandes lugares comunes que estoy acostumbrada a soportar cuando se habla de este tema y expongo mis ideas es “Cuando te llegue te vas a dar cuenta”. Me enerva!!! Es horrible que te digan eso. Como si fuese algo que hay que vivir para realizarse, además de quienes se creen los demás para opinar que todavía no ha sucedido, quizás si pasó y lo viví distinto que vos, ¿tan difícil es de entender?
Y ni hablar de decir que uno no quiere tener hijos. Ahí se les sale por las orejas la Lita de Lazzari que todos llevan dentro listas para crucificar a quien se le ocurra semejante aberración. Ayer fui a conocer al bebé de una amiga y estaba su mamá presente. Yo le pregunté muchas cosas del parto porque soy muy curiosa ante cualquier hecho médico y más aun ante un parto que me parece lo más bizarro del mundo (Una persona adentro de otra, es genial). En un momento Laura, la que había tenido al bebé, dio algún detalle un poco impresionante y la madre enseguida dijo “No le digas eso a que ella todavía no tuvo y se va a asustar”. Y yo, con mi honestidad brutal de siempre le dije que no se preocupe que no pensaba pasar por esa experiencia. Para que!!!! Se volvió loca la señora, dijo un montón de cosas sobre el milagro más grande del universo, de mi egoísmo hacia el niño por nacer y el egoísmo hacia mis padres que jamás serian abuelos y miles de cosas más que por supuesto yo ni contestaba, para después calmarse y decir “Bueno, bueno, ya se te va a pasar”, como si estuviese enferma!!!!!! Porqué en medio de la era del postmodernismo tener un hijo en una materia obligatoria para la sociedad? Porque si los que decidimos no tener hijos o no tener el concepto del amor como los demás no vemos mal la otra opción tenemos que aguantar el señalamiento? Porque las “chicas bien” (Aguante Zapata, mi profesora de sociología) ven con horror la posibilidad de legalizar el aborto cuando ven a diario chicos pidiendo en la calle y pueden mirar para otro lado sin que les remuerda la conciencia?
Creo que todo esto es parte de la hipocresía humana. Pareciera que es necesario armarse de un búnker de seguridades y clichés (el amor puro, la pareja perfecta, la vida como cima de una jerarquía de valores) para poder soportar la decadencia de esta época.
Opino que ante cualquiera de estas cosas la pregunta a hacerse es: ¿A que precio?