Buenos Aires me duele

Creo que cada persona se siente arraigado a un lugar físico, a alguna ciudad por alguna razón. Para muchos es la ciudad donde nacieron, para otros será aquella que le hizo vivir buenos momentos o aquella tierra donde nacieron sus antepasados.
A mi Mar del Plata no me mueve ni un pelo. Reconozco que tiene sus postales turísticas que son dignas de admirar. Pero no me conmueve. No siento magia, ni extraño cuando me voy, ni me parece una ciudad divertida.
En cambio Buenos Aires si. Simplemente amo ese lugar. Siento la conexión de miles de años de historia cuando piso ese suelo (y sin tener sustancias ilícitas en mi cuerpo eh?).
Conocí la ciudad de grande. Hasta los 17 años no había ido nunca.
Ahora hace unos meses que no voy y cuando veo la imagen que pone TN de cómo esta el tránsito o el clima se me hace un nudo en la garganta que me da ganas de llorar. Lo mismo cuando sin querer escucho a Dolina y me imagino donde está haciendo el programa y saber que alguna vez estuve allí me parte el corazón. Lo mismo me ha pasado cada vez que partí de Retiro. El micro empieza a moverse y siento que un cordón desde el ombligo al piso se va estirando a lo largo de toda la ruta.
Traté muchas veces de analizar porqué me pasa esto. Si fuese que solo viví tiempos hermosos lo pensaría por ese lado. Pero no. En ese lugar pasé mis peores momentos, tanto cuando estaba internada como si hablamos de sentimientos.
Con la gente de allá también tengo una relación especial: mis amigos y mis amores siempre han sido de los más geniales. Siento que cuando cruzo la línea mental que separa Mar del Plata –Buenos Aires todo se vuelve superlativo, los amigos son los mejores, los novios son perfectos, las actividades que ofrece la ciudad son las más entretenidas.
Un dato curioso ante esto es que no me pasa lo mismo cuando esta gente está en mi ciudad. Las relaciones no funcionan, o por lo menos no lo hacen tan bien como deberían. Cuando ellos están acá me parece que algo no encaja, que algo está fuera de lugar. Calculo que mi rigidez mental me impide mover algunas piezas del rompecabezas que es el tejido de relaciones sociales y eso me hace sentir que está todo desordenado y por eso no lo disfruto.
Por mucho tiempo pensé en irme a vivir allá, de hecho todavía lo hago por momentos, pero tengo miedo. Tengo miedo de que todo lo espléndido que me parece se desvanezca en la primera semana que viva allí. Otra vez la letra de Persiana Americana me viene a la cabeza: “Yo te prefiero fuera de foco, inalcanzable.Yo te prefiero irreversible, casi intocable...”
Mientras tanto, te extraño...