La momia mundialista

Bien, dos puntos a tratar en este post: el mundial y el tejido artesanal.

• El mundial: como vengo diciendo desde hace cuatro meses más o menos he decidido que mi casa sea "la casa antimundial". Esto quiere decir obviamente que no se ve ningun partido, no se escucha ningun comentario, cada vez que hay una publicidad referida a este hecho cambio rápidamente de canal, etc. La cosa es que, sin proponermelo, el sábado cuando Argentina jugó su primer partido nos juntamos en la casa de Sole unas siete chicas. Habíamos quedado en llevar algo para comer y la que llevaba en principio iba a ser yo, unos brownies. Me sorprendió ya en el camino la gente. Estaban todos como locos: niños repitiendo cánticos, gente tocando la bocina y comprando banderines a más no poder, en las panaderías hacian cola para comprar algo rico para el mate, etc. Cuando llegué a lo de Sole despúes de subir una loma infernal, me encuentro que había como seis variedades de tortas y alfajorcitos, como si fuese un cumpleaños!!!! No lo podía creer, nos juntamos una o dos veces en el mes a cenar y siempre nos quejamos de que ninguna hace postre, y ahora por un hecho vanal como el mundial todas hicimos algo. No lo puedo entender. No entiendo mucho las acciones de masas en general, pero el mundial!!!! Y bueno, de todo esto salió que vamos a alquilar una cancha para jugar un partido de papi. Soy arquera (pero no por esto gorda). Yo casi no vi el partido porque...
• El tejido: en el partido de Argentina me llevé mi tejido para adelantar algo. Le estaba haciendo un saquito bolero a mi mamá. Ella compró la lana porque sabe que es como una terapia para mi. Lo que sucede cada vez que me propongo tejer algo es que me posee. No soy dueña de mi, no puedo mantener una conversación lógica porque si no estoy tejiendo me pongo a pensar en el tiempo que estoy perdiendo, quiero ver la prenda lista ya!!! Asi que el partido de Argentina no lo miré, solo levanté la cabeza cuando las chicas gritaban. Despúes estuve tejiendo todo el fin de semana, anoche me quedé hasta la madrugada para terminar y hoy no pude ir a la facu porque estaba toda contracturada de la velocidad que agarré con las agujas. Que tonta soy, no sé disfrutar, todo me lo tomo como una obligación, como una presón. que ser incompleto soy.