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MOMIALANDIA

"Mi departamento es tan chico que lo caliento con el aliento" (extracto de conversación entre Il corvino, La madre Armadillo y La Momia un mediodia cualquiera, hablando acerca de la peligrosidad de dejar encendido el calefactor por las noches).

Sunday, December 16, 2012

El zochori de dorapa



Uno de mis juegos preferidos cuando era chica era acostarme con las piernas en la cama y dejar el resto del cuerpo caer hacia atrás casi tocando el piso con la cabeza ( Y mi cuento preferido "Alicia..."). Podía quedarme así horas mirando como sería vivir en ese mundo. Por ejemplo, una viga se tornaba un estante, las aguas del techo de madera podían ser carriles de carrera, los nudos de los troncos se convertían en criaturas casi siempre espeluznantes. Este juego era casi siempre interrumpido por mi mamá diciendo que hacer eso hacía mal porque se me iba demasiada sangre a la cabeza. Falso: me encargué de averiguar que el único efecto secundario que tiene es que si uno se levanta muy rápido te podés marear pero que se utiliza para quitar el dolor de cabeza, el estrés y demás. Existe la posibilidad de que si tenés un coagulo de sangre y jusssssto te pusiste de cabeza te tape alguna cosita, pero tenés que tener mucha mala suerte.
Con esto de gustarme estar al revés me di cuenta de que no solo cambia la perspectiva si uno literalmente pone su mente al revés sino que también sucede cuando lo hace psicológicamente.
Desde que vivo en Capital sin querer mi cabeza se convirtió en una tabula rasa. Dispuesta a aprender cualquier cosa. Hay pocas cosas que me chocan del cambio por ahora. Una de ellas es el calor. Me choca en todas partes, cuando empieza a haber un día de calor y de sol atrás de otro me agarra un malhumor asqueroso.
Por este tema del calor noté que una de las cosas de las que más nos quejábamos con mi amiga Manu era que no podíamos salir a bailar y estar bien vestidas a la vez pareciendo una cebolla por las capas de ropa que teníamos que llevar. Acá eso es problema resuelto: nunca hay que llevarse abrigo a la noche!  No hace frio y podés estar en vestido como tanto nos gustaba hasta la madrugada. En Capital es al revés: tenés que llevar abrigo para estar adentro porque el aire acondicionado te mata.
Todavía no conseguí trabajo fijo y ya me estoy desesperando. Por dos cosas: porque TENGO que tenerlo y porque no QUIERO tenerlo. De solo imaginarme otra vez en una fucking oficina me muero de angustia. Todos pensarían que seguramente ahora va a aparecer algo: no, acá es al revés, desde el 15 de diciembre hasta marzo se muere todo. La gente juega a ser estatua. En Mar del Plata juegan a ser autitos chocadores.
En mi antigua casa la llegada del verano suponía tardes silenciosas, ya que los niños se iban a la playa. Acá no, es al revés: al vivir en un complejo de edificios con parque, los niños son como hormigas rojas donde se cayó una azucarera.
Antes se suponía que no  me veía con mis amigas de acá por la distancia física y que con las de allá me vería siempre debido a la cercanía. Ahora es al revés: no me veo tanto con las de acá por la distancia de agendas y no me trato más con las de allá por la distancia mental.
Hace unos años vivir a unas cuadras de una persona de acá suponía un anhelo. Acá no, es al revés: vivir a unas cuadras de esa persona supone una amenaza nacional que pone en peligro el equilibrio del gobierno.
Cuando vivía allá mi sueño era ir de casting en casting sin importar de que se traten.  Acá no, es al revés: he ido a tantos castings que ya hasta me tomé semanas de no contestar el teléfono para digerir tanto rechazo.
De hecho mientras estaba allá, nadie de allá triunfaba acá. Ahora no, es al revés: contratan con exclusividad a esa gente. Por supuesto no a mí. Ni va a suceder. Porque cuando todos terminaron el colegio y empezaron una carrera yo no, hice al revés: tuve que dejar la facultad porque tuve una suerte del orto que me hizo operarme mil veces y por más que después de 14/15 años esté “bien” hay secuelas que el cuerpo no puede volver atrás. Por más que entrene como loca, me mate haciendo dieta y se me caigan los dedos de discar y mandar mails ese papel no va a ser mio nunca jamás. Y lo que más deseo en todo el mundo es dejar de amar esa profesión, dejar de sentirme yo cuando estoy en el escenario o filmando, dejar de sentir como corre la sangre por mis venas cuando puedo ser quien me pidan que sea. Acá no, es al revés: lo amo más que nunca.


 Canción para la ocasión: https://www.youtube.com/watch?v=DgbizMfIxms

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